martes, 28 de enero de 2014

No Me Importa

J. Krishnamurti, el gran filósofo y maestro espiritual de la India, viajó casi continuamente por el mundo entero durante más de 50 años para tratar de comunicar a través de las palabras (que son contenido) aquello que está más allá de las palabras y del contenido. 

Durante una de sus últimas conferencias, sorprendió al público preguntando, “¿desean conocer mi secreto?” Todo el mundo quedó en vilo. Muchas de las personas habían acudido a sus conferencias durante 20 o 30 años sin lograr comprender la esencia de su enseñanza. Finalmente, después de todos esos años, el maestro estaba a punto de revelarles la clave. “Mi secreto es el siguiente”, dijo, “no me importa lo que pueda suceder”.

No dijo nada más, de manera que pienso que la mayoría de las personas presentes quedaron más confundidas que antes. Sin embargo, las implicaciones de esa frase son profundas.

¿Qué implica no inmutarse ante las cosas que puedan suceder? Implica estar internamente alineados con lo que sucede. “Lo que sucede” se refiere al carácter del momento presente, el cual es siempre como es. Se refiere al contenido, a la forma adoptada por el momento presente, el cual es el único que puede existir.

Estar en consonancia con lo que es significa estar en una relación con las cosas que suceden en la cual no hay resistencia interior. Significa no calificar mentalmente los sucesos como buenos o malos sino dejar que las cosas sean. ¿Significa eso que no debemos hacer nada por generar cambios en nuestra vida? Todo lo contrario. Cuando la base para toda la acción es la consonancia interior con el momento presente, la inteligencia de la Vida misma imprime poder a nuestros actos.

Eckhart Tolle.

martes, 21 de enero de 2014

La Novela de la Vida

Cuando lees una novela, y lees sobre los diferentes personajes, algunos te gustarán y otros no. O cuando ves una película y piensas en tu relación con los personajes, es posible que te gusten o es posible que no - pero no encuentras tu sensación de ser en ellos. No estableces referencias de tu propia estima y valía con los personajes de una novela o cuando enciendes la televisión. Sólo tienes pensamientos acerca de ellos.

Pero imagina que encendieras la televisión o leyeras una novela y que realmente derivases totalmente tu sentido de ser y tu sentido de ti mismo de uno de los personajes. Inmediatamente tu perspectiva sería muy diferente, ¿no es así? Ahora, tu perspectiva ha pasado de ser algo muy vasto a ser algo muy limitado, viendo sólo a través de los ojos del personaje. Lamentablemente, así es como la mayoría de los seres humanos pasan sus vidas. Tienen este pequeño personaje en su mente llamado "yo", y están viendo realmente ese "yo" como algo personal cuando no lo es.

El "yo" es muy impersonal, no significa ser frío o distante, sino sólo significa sin una naturaleza propia inherente, de la misma manera que cuando lees un libro, los personajes no tienen una naturaleza propia. Ellos en realidad no existen fuera de tu imaginación. Ni siquiera existen en el libro, porque el libro es sólo palabras. Y sin alguien que lea esas palabras y los traiga a la vida en su imaginación, nada siquiera existe en la página impresa. Todo está en el lector, toda la vida.
Cuando el Buda habló de la realización del no-yo, estaba hablando del yo que es una imagen en la mente siendo completamente transparente. Y cuando no hay una imagen del yo, la experiencia no tiene donde repercutir. Todo simplemente es como es, porque no hay una interpretación secundaria. El que está interpretando es el que está sufriendo. Y ese es el que sufre. Ese es el que hace que otros sufran.

El falso yo, el yo que es una imagen en la mente, aprovecha cada experiencia para compararse: "¿Cómo soy en relación a lo que está sucediendo? ¿Soy sabio? ¿Soy estúpido? ¿Soy torpe? ¿Soy valiente? ¿Estoy iluminado acerca de esto?" Ese es el movimiento de la consciencia reflejándose en una imagen de sí misma que en realidad no existe. Siempre está comparando cada experiencia, y luego creyendo en la interpretación de la experiencia en lugar de ver "Todo tal y como es".

Todo tal y como es en realidad. Desde el punto de vista de la consciencia, incluso la resistencia simplemente es. Y si te resistes a la resistencia, eso es lo que es. No puedes escapar de ello. Empiezas a ver que lo único que ahonda en la resistencia, una historia, o una interpretación de lo que es —sea lo que sea— es esta persona creada por la mente. Es como un personaje de una novela. Cuando lees una novela, cada personaje tiene un punto de vista. Tiene creencias. Tiene opiniones. Hay algo que lo hace distinto de otros personajes. Nuestra persona es, literalmente, el personaje creado por la mente que siempre está haciéndose distinguir. Por lo tanto, siempre necesita evaluar todo en contra de su idea preconcebida.

Hay otro punto de vista ventajoso. El otro punto de vista ventajoso no sólo está fuera del personaje, sino también en el interior del personaje. Es el punto de vista ventajoso fundamental que está en el exterior, y también está interpretando todos los papeles desde el interior.

Eso es básicamente lo que significa realmente despertar: estamos despertando del personaje. No tienes que destruir el personaje llamado "yo" para despertar de él. De hecho, tratar de destruir el personaje hace que sea muy difícil despertar. Porque ¿qué es lo que está tratando de destruir el personaje? El personaje. ¿Qué es lo que está juzgando al personaje? El personaje.

Así que deja al personaje solo. El personaje llamado tú, déjalo en paz. Entonces es mucho más fácil para el despertar que suceda esa perspectiva.

No pierdes el personaje; ganas toda la novela de la vida. No es como si perdieras algo. Ganas todo el libro. Usted gana todo el universo. Como Buda decía: "Piérdete a ti mismo, y gana el universo." No es un mal negocio. O Dogen: "Conocerse a sí mismo es olvidarse de uno mismo y olvidarse de uno mismo es ser iluminado por las 10.000 cosas", lo que significa verse a sí mismo en todas partes. Despierta de tu personaje, y entonces ves tu propia naturaleza en todos los personajes —no sólo uno, sino todos.

Así que no perdemos nada. Ganamos todos los personajes. Sólo perdemos la fijación, eso es todo.

Adyashanti (www.advaitainfo.com)

martes, 14 de enero de 2014

La Barca Vacía

Cuando era joven me fascinaba navegar en barca. Tenía una pequeña barca, y solía ir al lago solo. Me quedaba allí durante horas y horas. 

Una vez sucedió que estaba meditando en mi barca con los ojos cerrados durante una noche muy hermosa, cuando una barca llegó flotando corriente abajo y golpeó mi barca. Tenía los ojos cerrados, así que pensé: hay alguien con su barca y ha golpeado la mía. Surgió la ira. 


Abrí los ojos y, enfadado, iba a decirle algo a ese hombre; entonces me di cuenta de que la barca estaba vacía. No había manera de continuar. ¿A quién podía expresarle mi ira? La barca estaba vacía. Simplemente había flotado corriente abajo hasta dar con la mía. Así que no había nada que hacer. No había ninguna posibilidad de proyectar mi ira sobre una barca vacía, sin nadie a bordo.
 

De modo que ce
rré los ojos. La ira estaba allí, pero, al no encontrar una salida, cerré los ojos y floté hacia mi interior siguiendo la ira, hasta lo profundo de mí. Y esa barca vacía se convirtió en mi realización. Llegué a un punto dentro de mí mismo en esa noche silenciosa. 

Esa barca vacía fue mi maestro porque comprendí que no es el otro el que trae la ira, ni el amor, el temor o el odio. Esa emoción estaba en mí y sólo se movió hacia el exterior. Se posó delante de mis ojos y al ver que no tenía en quién descargarla, me quedé observándola sin emitir juicio alguno, hasta que se apagó silenciosa como la noche en medio del lago.


Esa barca vacía y a la deriva me enseñó que el otro, como la barca, está vacío. 
Si por el contrario, fuese el otro quien trae la ira, provocaría esa emoción en cada ser con el que esa persona se cruzase en su camino. El otro puede estar enfadado y sin embargo no hacer mella en nosotros si nos encontramos centrados, también vacíos.

Por eso,
desde ese día, si viene alguien y me insulta, me río y digo: Esta barca también está vacía. Cierro los ojos y entro en mí.

Lin Chi (Maestro Zen)

lunes, 6 de enero de 2014

Tu Recorrido es la Meta

De repente, por alguna razón, mientras te encuentras recorriendo algún camino conocido, te das cuenta que el destino se ha convertido en algo más importante que el recorrido mismo. 

Tu urgencia por alcanzar cierto objetivo ha estado sacando cada paso valioso fuera de tu atención. Has estado caminado a ciegas, inconscientemente, no has estado realmente presente en tu andar, te has dejado hipnotizar por el futuro, te sientes desconectado y solo, recorri
endo un camino familiar.


Entonces, de pronto, la atención cambia de la escena de un imaginado futuro en la película de tu vida, hacia la presente escena, aquí, ahora. De aquello que no está presente, hacia lo que sí está presente.


S
ientes nuevamente tu cuerpo vivo, el golpeteo de tu corazón, tu aliento entrando y saliendo, la suavidad del suelo debajo de tus pies, la tierna brisa en tu rostro. Escuchas el susurro de los árboles por todas partes y el ladrido de los perros en la distancia. Te sientes querido, de nuevo, conectado a todo y a todos. La vida ha estado estallando por doquier, sin embargo, tú habías estado poniendo atención a otras cosas, en otro momento y en otro lugar. 

Sientes tensión y cansancio por todo tu cuerpo, rigidez en tus hombros y pecho. Te perdonas a ti mismo por haberte descuidado. Ofreces una cálida y amorosa presencia a estas partes desatendidas, permitiendo que la tensión se relaje y se disuelva en su propio tiempo. Estás en paz para volver a Casa, presente en tu andar.


Tus esperanzas y temores acerca del futuro palidecen ante esta inmediatez, ante esta vitalidad. 
Llegarás a tu destino, quizás. Pero en este momento, tu andar lo es todo. Cada paso te está recordando cómo vivir. Cada aliento es un pequeño gurú. 


Jeff Foster (de la página en Facebook Jeff Foster en español) 
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