martes, 11 de mayo de 2010

La Presencia y el Futuro

Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora”. Eclesiastés

En lo profundo de nuestro ser, hay un sentimiento, una sensación, de que vivir en el aquí y el ahora, en presencia, constituye un paso imprescindible en nuestro camino de crecimiento como humanos divinos. A medida que crecemos en consciencia y vamos viviendo más y más momentos de plenitud en el presente, una voz interior nos susurra “si, si, si… ¡esto es!” y al mismo tiempo miles de pensamientos gritan razones sobre lo inadecuado, poco práctico y absurdo de esta idea. Ya sabemos que todos esos pensamientos provienen de la estructura del ego, que vita el presente a toda costa y nos mantiene danzando entre el pasado y el futuro. Sin embargo, no hay duda que el ego tiene su peso y frena constantemente nuestra práctica de vivir el aquí y el ahora. Todos lidiamos con eso.

Una de los razonamientos en contra de vivir el presente que muy a menudo escucho, y que yo misma sostenía, es la resistencia a dejar ir el futuro. Sentimos que vivir en el presente, aquí y ahora, nos arrebata nuestros sueños, nuestros planes, nos deja en una especie de nada aburrida, en la que simplemente estamos como paralizados en el momento actual, sin pasado ni futuro. Podemos reconocer con cierta facilidad que dejar ir el pasado es muy positivo y valioso y estamos dispuestos a trabajar fuerte en eso, sobre todo si se trata de eventos dolorosos, patrones y dramas de nuestra historia pasada, pero, ¿dejar ir también nuestros sueños futuros? Si no tengo planes, si no deseo ser mejor mañana, si no trabajo hoy para tener una vida mejor ¿dónde se queda mi vida? ¿Qué hago con mis ganas de progresar, de mejorar, de sanar, qué hago con todos estos proyectos que quiero ver materializados? Todo eso está en el futuro, ¿cómo tendré un futuro mejor si no tengo pensamientos sobre mi futuro y debo dejarlos ir?

Si nos ponemos a pensar, estamos condicionados desde pequeños para perseguir el futuro, que por cierto, siempre parece estar más adelante sin importar lo muchos que hagamos. Nuestro mundo lineal y material nos ha enseñado hasta la saciedad a ir detrás de una cosa y luego de otra y luego de otra. Siempre estamos persiguiendo una “felicidad” que está más adelante, cuando me gradúe, cuando consiga el trabajo que quiero, cuando encuentre mi pareja ideal, cuando sane, cuando me mude, cuando tenga el dinero suficiente, cuando me case, cuando el gobierno cambie, cuando gane la medalla, cuando mis hijos terminen la universidad, cuando me jubile, cuando me conecte con mi yo superior, cuando me ilumine, cuando, cuando… Una inmensa cantidad de la energía de nuestra vida hoy se dedica a pensar en un mágico momento del futuro cuando se de cierta condición que nos hará más plenos y felices. Dejar ir ese condicionamiento, puede ser como perder el sentido de la vida, perder el piso por donde caminamos. Puede ser aterrador.

Sin embargo, la buena noticia es que cuando comenzamos a vivir más y más el momento presente, sucede todo lo contrario. Toda ese energía que destinábamos a millones de pensamientos sobre el futuro (incluidos el miedo y la preocupacón), de pronto se vuelve accesible para ser utilizada hoy, en este momento, y eso transforma nuestra experiencia del ahora en un vórtice de creación consciente muy poderoso. Ese impulso sí que nos lleva hacia nuestros sueños, momento tras momento. Es en el momento presente que podemos hacernos uno con la vida. A la vida le encanta apoyarnos y se enciende la luz verde en el universo para conspirar a nuestro favor y que seamos lo que en realidad somos, seres plenos, saludables y abundantes en todos los sentidos.

La madre naturaleza es una gran maestra del presente. Si paseas por un bosque lo verás lleno de vida, de creación, de movimiento y, sin embargo, cada planta, cada animal, cada organismo del bosque, no está dedicando ni un solo segundo a pensar que es lo que hará o será mañana, ni la semana próxima o el mes que viene. Cada ser en la naturaleza está completamente absorto en ser lo que es brindando el máximo de potencial en cada segundo y la magia de la vida sucede y se despliega.

¿Es que entonces debemos dejar de hacer planes? ¿No está bien desear mejorar, tener sueños, ambiciones y esforzarse para lograrlos? ¡Claro que si! Dentro de nosotros está la energía de la creación, el impulso de lograr un mayor potencial y esa energía se amplifica y despliega sin dificultad cuando vivimos en el presente. No hay contradicción. Si lo que el momento presente requiere es imaginar, saborear, sentir y darle forma nuestros sueños futuros, lo haremos en ese momento. Si lo que el momento presente requiere es planificar y analizar cuál es la mejor manera para llegar a nuestro destino, lo haremos en ese momento. Todo lo que se necesite hacer será hecho en el momento presente, dedicando toda nuestra energía y capacidad actual a hacer lo mejor que tenemos que hacer hoy.

El ejemplo más sencillo lo vemos al ir a visitar a un amigo en otra ciudad. Tenemos el deseo de ver a nuestro amigo, abrazarlo y pasar un día juntos, tenemos un sueño, lo imaginamos en nuestra mente y sentimos alegría y entusiasmos. Luego necesitamos saber dónde estamos y a dónde vamos, planificamos el camino que tomaremos, la hora del viaje y cualquier otro detalle de importancia. Y emprendemos el viaje, viviendo el viaje en cada kilómetro de la carretera, que es lo único que nos pide el momento. Sabemos dónde estamos y a dónde vamos, pero viajamos en el ahora, sintonizados con el flujo de la vida en cada momento. El mayor potencial para un buen viaje reside en que vivamos completa y totalmente cada momento del presente.

No nos quedaremos sin sueños, sin mejorar, ni nos hundiremos en el aburrimiento. Sin embargo, lo que si irá disminuyendo con nuestra presencia es la pérdida de energía que supone preocuparnos, tener miedo al futuro y la ansiedad al pensar que estaremos completos y felices si logramos tener o ser “algo” que ahora no tenemos ni somos. Ya nos sabemos completos y sentimos la energía de la vida en nosotros. El momento presente es completo y total tal como es.


Desde mi Presencia a tu Presencia, que son una y la misma, en amor,
Vero

Verónica Hernández Simeonoff.
© Todos los derechos reservados, Mayo del 2010.

sábado, 8 de mayo de 2010

Un Beso de Gracia

Descubrir el libro "El Proceso de la Presencia" de Michael Brown, fue una de las respuestas de la Presencia a mi intención de encontrar guía y apoyo para vivir en el aquí y ahora. De eso hace ya varios meses. Desde entonces hemos traducido varios artículos de Michael para Reskarendaya (www.reskarendaya.com) y no deja de maravillarme lo inspiradores que son sus escritos. Comparto contigo "Un Beso de Gracia".
Desde mi Presencia a la tuya!
Vero


UN BESO DE GRACIA

Puedes sentirte incierto en este momento, especialmente en esos momentos tranquilos antes de quedarte dormido, o justo después de despertar. Puedes sentir esta incertidumbre como una densidad dentro de tu cuerpo, una maraña dentro de tus pensamientos, o una pesadez dentro de tu corazón. Si no estás lidiando con este malestar en surgimiento tomando ese vaso de vino cada noche, o distrayéndote al ser absorbido dentro del drama en despliegue de otros, entonces puedes estarte sintiendo un poco trastornado de vez en cuando.

Algunas veces, en los momentos oscuros, puede sentirse como si tu trabajo interior te hubiera traicionado. Esos sentimientos de desesperación que pensaste que ya estaban resueltos, regresan como si nunca los hubieras tocado con tu dedicación a la limpieza emocional. Entonces, también están esas elecciones que se te pide ahora que enfrentes; grandes elecciones sobre “dar la cara” o “hacer un compromiso”. Y, para agregarle más, hay momentos de una confusión mental tan extrema, momentos en los que preferirías correr hacia la oscuridad de la familiaridad pasada, en lugar de enfrentar el reto de este instante en despliegue.

No te desesperes.

Si esta es tu experiencia en este momento, eres bendecido. Esto es la gracia besando un lugar escondido de dolor en tu corazón. Es el universo poniendo atención especial en ti, porque has trabajado muy duro por reclamar tu sentido de autenticidad. No estás fallando; estás teniendo éxito. Estos susurros oscuros del pasado, son ecos de una herida medular que durante mucho tiempo te ha causado sentimientos de trastorno, incertidumbre y te ha hecho sentir incapaz de declarar: ¡Hasta aquí! Estoy aquí ahora. Pongo ahora cada fibra de mi atención dentro de esta experiencia de vida. Estoy disponible”. Este malestar es el olor y el sabor del fondo del barril.

Puede haber algunos a tu alrededor ahora que pueden no estar sintiendo la intensidad de este momento como tú. Muchos son maestros a la hora de ocultarse a ellos mismos estas sacudidas, con formas socialmente aceptadas de distracción y auto-medicación. Pueden declarar defensivamente, “¿De qué estás hablando? Todo está de maravilla. Estoy bien”. Bendícelos mientras se esconden en sus capullos de sueño cuidadosamente preparados. El sueño es necesario para aquellos que todavía requieren descansar.

No importa lo que otros piensen. Tú te estás dando cuenta rápidamente de que no puedes discutir más tu experiencia en desarrollo con nadie. La historia que tú cuentas, que le has narrado implacablemente a otros una y otra vez, no es una solución y no contiene respuestas. Es solo una historia; no es siquiera tan interesante. Este es el momento, justo ahora, con precisión fundamental, cuando te das cuenta de que no tienes a nadie más a quién preguntarle, decirle o cuestionar. No hay nadie que pueda saber nada por ti.

Esta oscuridad que sientes que sale a la superficie, es una resonancia causal, que una vez integrada, transforma tu atención de aprender en el mundo externo, para abrazar el interno. Este momento es el “salto de fe” que se aproxima. Es por esto que esta experiencia en desarrollo es tan desafiante; porque es el reto final.

Ninguna discusión o debate puede llevarte de afuera hacia dentro. Otros pueden decir, “Yo ya vivo de esta forma, yo ya estoy en paz conmigo”. No le pongas atención a lo que nadie diga sobre su experiencia. No compares la tuya con la de nadie. Cuando algo tiene que ver con nuestra lucha interna por la autenticidad, los humanos somos maestros del auto-engaño. El hecho es que ya no importa lo que alguien más esté atravesando; solo importa cómo estás honrando tú tu experiencia de este despliegue asombroso. El momento en el que vives en el ahora, es en el cual la llanta toca el camino; ya sea que respondas o reacciones a este momento, es aquí en donde se revela tu verdadera espiritualidad.

Si el momento es oscuro, siéntelo y hónralo; sométete a su esencia. Permítele ser. Esta antigua oscuridad sale ahora a la superficie para ser bendecida con tu atención compasiva. Busca que la ames para que también pueda evolucionar. Pero, a lo largo de este encuentro, recuerda regularmente sembrar este momento en despliegue con una oración sentida, que transmita tu intención para ti mismo y por lo tanto para el mundo.

No te escondas de lo que es. No te escondas de nadie nunca más.

Recuerda, en algún punto se te pedirá que actúes. Si, tú sabes que tienes que dar un paso fuera de tu lugar de aparente seguridad y hacer una elección. Hay algo aproximándose a ti de lo cual no hay escapatoria. Lo puedes sentir; es tangible. Si intentas huir, correrás ciegamente entre el tráfico. Tu pavor emergente se debe a que al hacer la elección que tienes que hacer, también estás haciendo un compromiso. Durante mucho tiempo has evadido comprometerte plenamente con tu experiencia humana. Ese vaso de vino, ese cigarro, esa pastilla, ese control de la TV, ese intento continuo por “atiborrarte”… has sido capaz de vivir así durante todo el tiempo que puedes recordar. Pero, la resonancia de “esperar para ver lo que sucede antes de dar ese paso” no es soportable. No hay nada auténtico en dicha postura, eso es lo que estás sintiendo en este momento; todo lo que no es auténtico sobre tu postura presente.

De esto se trata este año, este mes, este momento, este cambio perceptual actual; autenticidad – dar la cara. Nadie puede decirte lo que “autenticidad” significa para ti, por ti, o cómo se manifiesta esta resonancia cuando es expresada plenamente a través de ti. Tú solo descubres esto actuando, no pensando ni discutiendo.

Ya no hay nadie a quién preguntarle “¿Qué se hace?”. Nunca lo ha habido. Esta es la grandiosa ilusión de la que ahora has despertado. Esta realización es la oscuridad que ahora busca envolverte en las horas tardías de la noche o tempranas de la mañana. Esta realización es el maestro que viene desde adentro para revelar en dónde has estado. Conforme te hundes en sus brazos, te elevas hacia los tuyos. Esto es exactamente lo que debería estarse desplegando. Este es un beso de gracia.

“De una forma u otra
Voy a encontrarte,
Voy a atraparte, atraparte, atraparte, atraparte…” Blondie

“No tiene que ver con sentirte mejor – tiene que ver con volverte mejor en sentir”.

Michael Brown, www.thepresenceportal.com
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