lunes, 28 de febrero de 2011

Inspiración

Recuerda: tú, en realidad, no eres la charla que oyes dentro de tu cabeza; eres el Ser que oye esa charla. Bill Harvey

Ken Wilber señala un ejercicio para despertar la el Testigo Consciente que se formula así:

Tengo un cuerpo pero no soy mi cuerpo. Puedo ver y sentir, y lo que se puede ver y sentir no es el auténtico Ser que ve. Mi cuerpo puede estar cansado y excitado, enfermo o sano, sentirse ligero o pesado, y eso no tiene nada que ver con mi yo interior. Tengo un cuerpo y no soy mi cuerpo.

Tengo deseos, pero no soy mis deseos Puedo conocer mis deseos y lo que se puede conocer, no es el auténtico Conocedor. Los deseos van y vienen, flotan en mi conciencia y no afectan a mi yo interior. Tengo deseos, y no soy mis deseos. Tengo emociones pero no soy mis emociones. Puedo percibir y sentir mis emociones y lo que se puede percibir y sentir no es el auténtico Perceptor. Las emociones pasan a través de mí, pero no afectan a mi yo interior. Tengo emociones y no soy mis emociones.

Tengo pensamientos pero no soy mis pensamientos. Puedo conocer e intuir mis pensamientos, y lo que puede ser conocido no es el auténtico Conocedor. Los pensamientos vienen a mí y luego me abandonan, y no afectan a mi yo interior. Tengo pensamientos pero no soy mis pensamientos. Soy lo que queda, un puro centro de percepción consciente.

Un testigo inmóvil de todos esos pensamientos, emociones, sentimientos y deseos.

Las escuelas de crecimiento interior afirman que si una persona, cada mañana al despertar y a lo largo de 40 días, persevera en la formulación de este texto, experimentará cambios extraordinarios en la consciencia de su propia identidad. A los pocos días de practicar se observará capaz de mantener un lúcido estado de sosiego en situaciones que anteriormente se vivían como tensas y agitadas. Y conforme se vayan recitando las palabras haciendo consciente su significado, descubrirá que sus emociones, de aversión y de fascinación, se equilibran y se templan. Tras el período de cuarentena, la persona considerará los extremos emocionales tan sólo como olas periféricas y superficiales de la conciencia. Observará que ha despertado la propia identidad Testigo, un estado desde el cual la vida se contempla de manera más ecuánime, sin perder las risas ni las lágrimas de nuestra calidad interna.

Una vez instalado en el Testigo, sucederá que cuando brote el vaivén de sus luces y sombras, usted será espectador de sus tendencias. Si surge una aversión a ese sentimiento, asimismo será usted veedor del mismo. Si la aversión le provoca a su vez aversión, también observará dicho bucle de fuerzas internas. No hay nada que hacer, pero si surge un hacer, lo presenciará en calma. Al entender que todo ello no es “usted”, ya no rechazará sus aflicciones ni se complacerá en ellas.

Aquello que conoce ciertas cosas, no puede tener en su propia naturaleza ninguna de ellas. Es decir, que si por ejemplo, nuestro ojo fuese de color rojo, no sería capaz de percibir los objetos rojos. Asimismo el pez no es consciente del agua, hasta que salta a la superficie y se da cuenta. Hasta que no saltamos por encima de las mareas del pensamiento y lo observamos, no nos percatamos de que no “somos” el pensamiento, sino el Testigo que lo observa. Hasta que no saltemos fuera del océano de la aflicción, no nos daremos cuenta de que no somos la aflicción, sino el Testigo de esa aflicción. El problema está en que el que ve, se identifica con los instrumentos de la visión.

José María Doria, de su libro "Inteligencia del Alma"

viernes, 25 de febrero de 2011

Falsos Yoes


Los Beatles existen fuera de mi Yo.
En realidad, no soy el Beatle George.
El Beatle George es como un traje o una camiseta
que llevé una vez en una ocasión,
y hasta el final de mis días
la gente verá esa camiseta y la confundirá conmigo.
- George Harrison -

martes, 15 de febrero de 2011

¿Está Dios aquí?

Si Dios es omnipresente, si todo lo sabe, todo lo ve, ¿porqué tenemos que rezarle, buscarlo y hacer tantas cosas como si no estuviera aquí? Estas y otras muchas preguntas rondaban por mi mente cuando tenía 10 años de edad. Sé que hay variadas respuestas a esta pregunta, pasando por la religión, la filosofía, la metafísica y todo un ramillete de explicaciones espirituales. Pero realmente me encanta y maravilla las simples preguntas que puede hacerce un niño y que contienen una verdad tan profunda y descarada y que realmente pocos contestan desde el mismo lugar de sinceridad y simplicidad desde el cual son formuladas. Somos maestros en el arte de complicar.

Este tipo de preguntas me ha acompañado toda mi vida. Luego de recorrer caminos espirituales diversos y practicarlos, tengo que confesar que una espinita de insatisfacción siempre ha estado presente ante muchas sencillas preguntas que de vez en cuando visitan mi mente. Unido a eso, tuve varias y cortas experiencias de una totalidad tan difícil de describir, tan sencilla y abrumadora, que sin duda, fueron la gasolina necesaria para seguir buscando. Alrededor del año 2003, Eckhart Tolle tocó mi vida con su libro “El Poder del Ahora”. Desde un espacio dentro de mí yo “sabía” que las enseñanzas de Tolle apuntaban hacia algo puro y real. Y entonces comencé a practicar el estar presente, aquí y ahora, con lo que sea que significaba y significa para mí en cada momento.

En noviembre del año pasado, una amiga de Facebook me mandó de regalo un libro, “Más Allá del Despertar” de Jeff Foster. Podría decir mucho de este pequeño libro y el mensaje de Jeff, pero lo que en ese momento más me impactó fue la alegría de esa niña de 10 años al encontrar por fin un amigo que le decía, desde ese lugar de sencillez, que no hay nada que buscar, que Dios ya está aquí y ahora, omnipresente en toda la creación y que buscar algo que no se ha perdido es totalmente ridículo. Gracias Tania por este valioso "presente".

Pasado el éxtasis inicial, comencé a buscar más en internet sobre Jeff y sus mensajes y descubrí el Vedanta Advaita, la no dualidad y todo un universo de maestros y enseñanzas. Ramana, Papaji, Mooji, Sesha, Tony Parsons, Gangaji, Nathan Gill... Estoy simplemente fascinada y con una profunda sensación de que un potente y fresco aire me acompaña en mi camino a casa. No vas a encontrar métodos y técnicas en el Advaita, vas a encontrar mucha sencillez y pureza, tanta como para responder a un niño y tanta como para llegar a profundidades insondables. Y entonces comienzo a entender que el viaje es perfecto aunque en realidad no existe tal viaje, porque Dios, la consciencia, el todo, siempre está aquí y ahora, siempre presente.

Si te interesa sumergirte en esto, ve al blog amigo “Lecturas Advaita” en la columna de la izquierda.

Y para finalizar esta entrada, transcribo aquí una reflexión que me encanta de José Díez Faixat, "Siendo nada, soy todo", tomada del blog Lecturas Advaita:

"Aunque el conocimiento de Dios no pueda ser alcanzado mediante la búsqueda, sólo aquellos que lo buscan terminan encontrándolo. Abu Yazid Bistam (Bayazid)"

Porque el despertar no es el resultado de nuestra investigación, pero nunca sucede sin nuestra investigación. Si no hacemos algo al respecto, seguiremos exactamente donde estamos.

Nos hallamos, pues, en una complicada encrucijada: si el ego hace algo para iluminarse, su mismo esfuerzo lo impide, pero si no hace nada, tampoco surgirá la iluminación. La clave para resolver este dilema está en comprender que la acción no debe orientarse a perseguir la realidad absoluta, como si actualmente no la poseyéramos, sino a desenmascarar la mentira con la que nos estamos engañando en cada instante al identificarnos con una estrecha entidad relativa. (...) El Sí mismo ya lo somos y, por tanto, no hay que hacer nada para lograrlo. Basta, pues, con dejar en evidencia el caracter ilusorio del yo separado, para que se manifieste diáfanamente la plenitud que somos desde siempre.

miércoles, 9 de febrero de 2011

El Miedo al Cambio

Preguntan a Osho:

Me siento solo, lo cual es bueno, pero estoy confundido. No sé lo que está sucediendo. Las cosas están cambiando dentro de mí así que algunas veces me siento asustado, y otras hay una sensación de estar flotando.

Respuesta:

Es natural. Siempre que te sientas asustado, simplemente relájate. Acepta el hecho de que el miedo está allí, pero no hagas nada al respecto. Descuídalo; no le prestes ninguna atención. Observa el cuerpo. Allí no debería haber ninguna tensión. Si la tensión no existe en el cuerpo, el miedo desaparece automáticamente. El miedo crea cierto estado de tensión en el cuerpo, para conseguir estar arraigado en él. Si el cuerpo se relaja, el miedo tiene que desaparecer. Una persona relajada no puede estar asustada. Tú no puedes asustar a una persona relajada. Incluso si el miedo llega, llegará como una ola… no tendrá raíces.

El miedo viene y va como las olas y tú permaneces sin ser afectado por él, es hermoso. Cuando consigue arraigarse en ti y empieza a crecer en ti, entonces se convierte en un crecimiento, un crecimiento canceroso. Entonces paraliza tu organismo interno.

Así que siempre que te sientas asustado, lo que hay que mirar es que el cuerpo no debería estar tenso. Acuéstate en el piso y relájate — la relajación es el antídoto para el miedo — y vendrá y se irá. Tú simplemente observa.

Esa observación no debería ser interesada sino indiferente. Uno simplemente acepta que está bien. El día está caliente; ¿qué puedes hacer? El cuerpo está transpirando… uno tiene que pasar por ello. La tarde se está acercando, y una brisa fresca estará soplando… Entonces simplemente obsérvala y relájate.

Una vez que sepas cómo funciona, y lo sabrás pronto — que si te relajas, el miedo no puede apegarse a ti, que viene y va sin dejarte cicatrices — entonces tienes la clave. Y vendrá. Vendrá porque cuanto más cambiemos, más miedo estará llegando.

Todo cambio crea miedo, porque cada cambio te está poniendo en lo que no es familiar, en un mundo extraño. Si nada cambia y todo permanece estático, nunca tendrás ningún miedo. Eso quiere decir, si todo está muerto, no tendrás miedo.

Por ejemplo, estás sentado y hay una roca allí. No hay problema: tú mirarás la roca, y todo está bien. De repente la roca empieza a caminar; te asustas. ¡Está viva! El movimiento crea miedo; y si todo está sin moverse, no hay miedo.

Es por eso que la gente, temerosa de meterse en situaciones que asustan, organiza una vida sin cambios. Todo permanece igual y la persona sigue una rutina muerta, totalmente olvidada de que la vida es un flujo. Permanece en una isla de su propia creación en la cual nada cambia. El mismo cuarto, las mismas fotografías, los mismos muebles, la misma casa, los mismos hábitos, las mismas pantuflas: todo igual. La misma marca de cigarrillos; incluso una marca diferente no te gustará. Entre esto, en medio de esta igualdad, uno se siente a gusto.

La gente vive casi en sus sepulcros. Lo que llamas una vida conveniente y cómoda no es otra cosa que un sutil sepulcro. Entonces cuando empiezas a cambiar, cuando inicias el viaje del espacio interior, cuando te conviertes en un astronauta del espacio interior, y todo está cambiando tan rápidamente, cada momento está temblando de miedo. Entonces cada vez más el miedo tiene que ser enfrentado.

Permite que esté allí. Poco a poco empezarás a disfrutar tanto de los cambios que estarás listo a cualquier precio. El cambio te dará vitalidad… más vitalidad, entusiasmo, energía. Entonces no serás como un estanque… cerrado por todas partes, sin moverse. Te convertirás en un río que fluye hacia lo desconocido, y hacia el océano en donde el río llega a perderse.

Osho - El Coraje de Vivir Plenamente Feliz

sábado, 5 de febrero de 2011

La Naturaleza de la Mente

Estoy leyendo un libro realmente hermoso y que se ha transformado en un amigo que visito cada noche antes de dormir. Siempre, siempre me brinda, me da, me ilumina, como solo puede ser cuando viene de la Presencia. El libro es de Gangaji, se llama "Tu Eres Eso". Les comparto algunas palabras.
En amor,
Vero

La Naturaleza de la Mente

Los pensamientos son olas en el océano de la conciencia. En general, nos concentramos en las olas y las consideramos la realidad. Por ello, experimentamos sufrimiento cuando una ola se acaba, o cuando una ola es más grande, o cuando una ola es algo que otra ola no es. En este sufrimiento, se olvida de dónde surgen esas olas, y de qué están compuestas.

La enseñanza de Ramana y Papaji es permitir que los pensamientos se detengan. Aquiétate. Quédate quieto. En la quietud, la inmensidad de lo que es existe antes del pensamiento, antes de la ola, así como después de todo pensamiento, después de todas las olas, y se reconoce en su infinitud.

Sólo nos damos cuenta de nuestras ataduras porque prestamos atención a esos pensamientos que se piensan y se vuelven a pensar, y después se consideran la realidad. Los pensamientos mismos no son sino impulsos eléctricos, ondas, realidad limitada. Sin embargo, estos impulsos eléctricos, estas ondas, esta realidad limitada, no dejan de ser uno con la realidad absoluta e ilimitada.

La conciencia individual siempre es una con la conciencia pura e ilimitada. Lleva la atención más allá de la ola y te darás cuenta de la existencia del océano. Reorienta la atención hacia la ola y dime, ¿adónde se ha ido el océano? ¿No está siempre presente, con o sin olas? ¿No está la conciencia siempre presente, con o sin objeto? (pensamiento)?

Gangaji
Tu Eres Eso
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...