domingo, 28 de marzo de 2010

Cuatro Leyes de la Espiritualidad

Este escrito me lo mandó mi amiga Mónica Collantes por Facebook y enumera muy sencillamente 4 aspectos básicos que nos apoyan a vivir en Presencia. Recordemos estos principios en todo momento y notaremos como nuestra vida comienza a cambiar de una manera maravillosa.

En la India se enseñan las "Cuatro Leyes de la Espiritualidad".

La primera dice: "La persona que llega es la persona correcta", es decir que nadie llega a nuestras vidas por casualidad, todas las personas que nos rodean, que interactúan con nosotros, están allí por algo, para hacernos aprender y avanzar en cada situación.

La segunda ley dice: "Lo que sucede es la única cosa que podía haber sucedido". Nada, pero nada, absolutamente nada de lo que nos sucede en nuestras vidas podría haber sido de otra manera. Ni siquiera el detalle más insignificante. No existe el: "si hubiera hecho tal cosa...hubiera sucedido tal otra...". No. Lo que pasó fue lo único que pudo haber pasado, y tuvo que haber sido así para que aprendamos esa lección y sigamos adelante. Todas y cada una de las situaciones que nos suceden en nuestras vidas son perfectas, aunque nuestra mente y nuestro ego se resistan y no quieran aceptarlo.

La tercera dice: "En cualquier momento que comience es el momento correcto". Todo comienza en el momento indicado, ni antes, ni después. Cuando estamos preparados para que algo nuevo empiece en nuestras vidas, es allí cuando comenzará.

Y la cuarta y última: "Cuando algo termina, termina". Simplemente así. Si algo terminó en nuestras vidas, es para nuestra evolución, por lo tanto es mejor dejarlo, seguir adelante y avanzar ya enriquecidos con esa experiencia.

Creo que no es casual que estén leyendo esto, si este texto llegue a nuestras vidas hoy, es porque estamos preparados para entender que ningún copo de nieve cae alguna vez en el lugar equivocado.

sábado, 27 de marzo de 2010

Semana Santa en Caracas

¡Qué bonita es una Semana Santa en Caracas! Toda la ciudad parece cobijarse debajo del manto amoroso y silencioso de El Avila, el hermoso cerro que la adorna de este a oeste, con majestuosidad y presencia absoluta.

Mucha gente sale corriendo de la ciudad, a las playas, la montaña, y mil y un destinos, pareciera que la consigna es salir a toda costa, como si algún monstruo invisible estuviera a punto de matarnos. No sé porqué corren tanto si ahora es que la ciudad de pone tan bonita, tan amable, tan abierta.

Siempre me he preguntado por qué después de sufrir día tras día de un tráfico inclemente en la ciudad y de colas y filas para todo (en la autopista y en cualquier calle, en los bancos, en las cajas en los supermercados, buscando donde estacionarse, y un interminable etc.), la gente sale corriendo a hacer colas en las autopistas rumbo a la playa, colas en los aeropuertos, colas para tomar el autobús, colas para entrar a las playas, colas para tomar el barco hacia la isla y hasta colas para comprar un pedazo de pan en la panadería de un pueblo turístico que no está preparado para atender a tantas personas.

No es de extrañar que muchas personas que salen de vacaciones en Semana Santa lleguen después más cansadas. Mucha gente dice a su regreso… “ahora necesito vacaciones para descansar de las vacaciones”.

Para los que nos quedamos, Caracas es una bendición, la ciudad en la que siempre hemos querido vivir. Realmente en estos días si que decimos que vivimos en la ciudad más bonita del mundo y tenemos razón. En 10 minutos estamos en cualquier sitio y estacionamos sin problemas. El Avila es un lujo para la vista y el corazón, la luna nos baña con amor, el silencio es encantador, la gente sonríe en todas partes. Podemos visitar muchos sitios en un solo día (hasta hacer el recorrido de los 7 templos) y todo eso, durmiendo hasta tarde en las mañanas.

Mi apartamento se vuelve más porque se integra con el exterior sin esfuerzo, los pajaritos me cantan en el balcón y una que otra mariposa viene a visitarme. En las noches, los grillos y los sapitos cantan sin competencia. Todo es suave, sencillo, fluido.

Semana Santa en Caracas es Presencia amorosa y cálida que me envuelve, fácil, sencilla, total.

viernes, 12 de marzo de 2010

Dejar ir

En las pasadas semanas, cada vez que pensaba en el tema sobre el que quería escribir, diferentes ideas se atropellaban en mi mente. Sentía que a cada momento surgían muchos temas llenos de revelaciones y sentimientos deseando salir de mi interior hacia el mundo de las palabras y las frases. Los días pasaban y simplemente las ideas seguían acumulándose y yo me sentía un poquito más abrumada cada vez y sin saber por cuál decidirme. Entonces, en un momento lleno de presencia, rodeada de esa pacífica y amorosa energía que habita en mi interior (y en todo lo que es) y que se hace tan fuerte cuando simplemente vivo el momento presente, la indicación fue clara: “¿porqué no sueltas todas estas ideas? ¿Y si simplemente lo dejas ir? “. Y así lo hice, dejé ir la necesidad de tener un tema sobre el que escribir, lo solté completamente y me dediqué a otra actividad con total atención. Y desde ese punto de desapego y completa conexión con el moemento presente, aquí y ahora, la angustia desapareció, sentí paz, entusiasmo, y al poco rato la idea vino a mi mente con claridad: el tema era soltar, dejar ir.

Cualquiera que se haya puesto a hacer una limpieza en su casa o en su closet, se encuentra con muchas y muchas cosas que ya no sirven, están rotas o ya cumplieron su función, ocupan un espacio asombroso y acumulan polvo y humedad. Sabemos que es tiempo de regalarlas, botarlas, venderlas, y sin embargo, nuestra mente en pocos segundos nos da una lista inmensa de excusas para conservar algo que definitivamente no nos sirve para nada. Como si fuera poco el Feng Shui y otras disciplinas nos dicen que si no hemos usado algo en 6 meses, es porque ha llegado el momento de soltarlo. Estoy segura también que en nuestro proceso de desarrollo y crecimiento personal, nos hemos topado, tarde o temprano, y muchas veces, con el aspecto de “soltar” y “dejar ir” situaciones, relaciones, rutinas, adicciones, que definitivamente ya cumplieron su función en nuestra vida y no aportan beneficio alguno. Sin embargo, este tema parece dar vueltas en espirales, desaparecer y volver a hacerse presente en nuestras vidas y da la impresión de que nunca hemos soltado lo suficiente.

Soltar se vuelve con mucha frecuencia una lucha, sabemos que es tiempo de dejar ir para movernos hacia otras situaciones y permitir que otras puertas se abran, pero nuestros apegos y costumbres son tan grandes, que significa un inmenso trabajo soltar y, muchas veces no lo logramos por completo, nos resistimos y nos aferramos. Entonces el proceso de soltar consume tanta de nuestra energía que terminamos agotados y angustiados y muchas veces, nos damos por vencidos sin haber soltado realmente. ¿Qué tal sería si en ese momento abandonamos la necesidad que tenemos de soltar y dejar ir aquello a lo que nos estamos aferrando? ¿soltar el soltar?

Cuando comenzamos a vivir más en un estado de Presencia, momento a momento, comienza a hacerse evidente, poco a poco, que todo lo que habíamos pensado que necesitábamos hacer o dejar de hacer va perdiendo fuerza. Por otro lado, aumenta la certeza de que lo único que necesitamos hacer es estar en Presencia, en nuestro centro, conectados con nuestra sabiduría interior, con nuestro verdadero poder personal, con el Humano Divino que somos y, desde ese punto, desde ese estado de consciencia, lo que ha de ser hecho se hace, con muchísimo menos escuerzo y lucha y con muchísima más eficiencia y ahorro de energía. Muchas personas tienen la idea de que cuando se habla de vivir en el presente, disfrutando el momento, se cae en la trampa de no hacer, de volverse perezoso o despreocupado de la vida y que nuestra lista de pendientes crecerá sin fin. Realmente, cuando vivimos en el momento presente, hay una pacífica y amorosa acción, que produce un resultado muy alto en calidad y eficiencia, con el menor esfuerzo.

Dejar ir, soltar, es lo mismo, al estar presentes, comenzamos a dejar ir aquello que el estar presentes nos va mostrando y desde esa misma actutud de presencia, llega a nosotros la fuerza y el valor para dejar ir, para permitir que aquello que no es para nuestro mayor bien evolucione y se transforme.

También en ese proceso de estar presentes se nos va haciendo muy claro, que lo que es necesario soltar es nuestro hábito a aferrarnos a nuestros puntos de vista, juicios, prejuicios, creencias, dramas pasados, modos de ser y pensamientos de todo tipo que rondan por nuestra mente. ¡Y esto sí que es la tarea de soltar más importante que podemos emprender! Me gusta mucho el consejo de Byron Katie, autora de un hermoso libro que se llama “Amar lo que es”, quien nos sugiere que nos hagamos una simple pregunta cuando nos aferremos a esos pensamientos y modos de ser que no aportan bienestar y crecimiento en nuestra vida. La pregunta es: ¿quién sería yo sin este pensamiento? Y podríamos agregar: ¿quién sería yo sin este juicio, sin este drama, sin este punto de vista, sin esta creencia, sin la necesidad tan fuerte que tengo de tener la razón?

Esta pregunta se transforma en una excelente práctica de crecimiento. Cuando esos pensamientos, juicios, dramas, toman el control de nuestra mente y nuestra vida sacándonos la alegría y la paz, respiramos profundo y nos preguntamos ¿quién sería yo sin este o estos pensamientos? Esta es una sutil invitación a soltar, dejar ir. Cuando hacemos esto, inmediatamente, aunque sea por un segundo, nos invade una nueva sensación de bienestar. Algo de esa pesada carga que supone defender nuestros dramas y posturas, se desvanece. Nuestra mente tratará de responder la pregunta y la respuesta apuntará al ser, ¿quién soy yo sin ese pensamiento? Simplemente soy, presente, viva, en este momento. La respuesta que surge de nuestro interior es una llamada a recordar, una oleada de energía que trae la huella de quien realmente somos. Y eso es liberador.

Solemos relacionar al estado de presencia con un estado sumamente espiritual, elevado e iluminado, pero lo cierto es, que si bien es todo eso, es en primer lugar y antes que nada, un estado lleno de vida en unidad con todo lo que nos rodea, personas, situaciones y cosas. Somos Humanos Divinos caminando este planeta y experimentando con entusiasmo las situaciones de esta vida. Estar presentes, vivir en la Presencia, nos hace antes que nada muy, muy humanos. Al sentir la vida en nosotros la podemos reconocer en el otro y en todo, todo es importante y todo es sagrado. Pero al mismo tiempo, comenzamos a experimentar que lo que es sagrado e importante nunca se pierde, siempre está aquí y comenzamos a soltar sin esfuerzo las ilusiones a las que nos estamos aferrando.

Muchos científicos cuentan historias acerca de que cuando dejaron de pensar en el problema que no podían resolver, se relajaron y hasta se fueron a dormir, la solución apareció de pronto en sus mentes. Yo misma comprobé esto en mis años de programadora de sistemas informáticos, en muchas ocasiones, el error que hacía que mi programa no se ejecutara como yo quería, se me hacía muy claro cuando estaba descansando, pasando un buen rato con mis amigos o haciendo cualquier cosa menos estar en la oficina buscando y buscando el error en los códigos de mis programas y enojándome más y más. Sin tener consciencia de lo que hacía, estaba soltando la urgencia, la lucha, los juicios que me decían que no estaba siendo capaz de resolver el problema, la presión que me imponía a mí misma y la molestia que eso me causaba. Dejaba ir, soltaba todo esa inmensa carga y me dedicaba por un momento a vivir. Y eso, como por arte de magia, hacía emerger silenciosa y fácilmente, la paz, la sabiduría y el conocimiento que ya existe en mi interior, y, en ese estado, la solución a mi problema se manifestaba. En el ser, en la presencia, se encuentra la infinita fuente de sabiduría que transforma todas las situaciones.

Soltar no es sencillo, pero cuando nos enfrentemos a la necesidad de solta probemos estar presentes al mismo tiempo. Saquemos por un momento nuestra atención y enfoque de aquello que queremos dejar ir y dirijamos nuestra atención, aunque sea un poco, al momento presente, sintiendo la energía, los sonidos, mirando el cielo, a nuestra mascota, el ambiente que nos rodea, respirando y conectándonos con el flujo de aire que nos llena y nos da vida, sintiendo el latido de nuestro corazón. Descubriremos con asombro que en ese flujo que nos llena, algo cambia y se libera, se vuelve más liviano. Comenzaremos a dejar ir desde una postura más amorosa, sencilla y al mismo tiempo, llena de poder y determinación.

Desde mi Presencia a tu Presencia, que son una y la misma, en amor,
Vero
Verónica Hernández Simeonoff.
© Todos los derechos reservados, 10 de Marzo del 2010.

Año 2010: ¡Hazte Cargo!

Cada vez que se inicia un nuevo año, como es de esperase, se reciben mensajes de maestros, guías y amigos celestiales brindándonos su orientación sobre las energías y potenciales que el nuevo año nos presenta. Con la entrada de la sutil y poderosa energía de la nueva tierra, muchos nos hemos sentido confundidos y sin saber muy bien qué hacer y cómo enfrentar los desafíos. A veces parece que las herramientas no funcionan como estábamos acostumbrados y realmente es así. Se hace cada día más evidente que entrar en esta nueva ola de energía de unidad requiere de ajustes y calibraciones diarias. Recibir estos mensajes de nuestros amigos celestiales hablándonos de los potenciales futuros y como enfrentarlos, se vuelve de una gran utilidad. Este año, leí con detenimiento los mensajes de año nuevo de los maestros que siempre han resonado conmigo y luego fui guiada por un fuerte impulso a “sentir y percibir” el mensaje de mi Presencia Interior relacionado con el año 2010. Comparto contigo esas percepciones, mi Presencia y tu Presencia, son una y la misma así que quizás encuentres consejos de utilidad para ti aquí.

El 2010 es un año 3, (2 + 0 + 1 + 0 = 3) y el número 3 simboliza la creación. El 1 (principio masculino) se suma al 2 (principio femenino) y surge el 3 (el hijo), formando la trinidad. Entre los antiguos pobladores el número 3 es el número más sagrado de todos los números. Este es un año para comenzar a abrir las alas y volar, muchos ya están volando y para ellos, el vuelo continúa y se perfecciona. En otras palabras estamos listos y con toda la luz verde del universo para ser los creadores que en realidad somos, para dar ese paso al frente y comenzar a ser el nuevo humano que manifiesta una nueva vida en la nueva tierra que siempre hemos soñado.

Esto puede parecer muy hermoso y excitante y en realidad lo es. Pero, si parece que hay un pero…, no es un salto alocado, no es el salto de quien simplemente quiere saltar porque se le están quemando los pies y quiere evitar el dolor y escapar del fuego. Es más bien el salto entusiasta del deportista que se ha entrenado y se sabe listo y preparado para ejecutar con responsabilidad una jugada maestra.

Si aún no nos sentimos listos para ese salto magistral, no nos preocupemos, el nuevo humano no se preocupa, se ocupa. Tenemos tiempo suficiente, en el eterno aquí y ahora, para comenzar a hacer los ajustes necesarios. En ese sentido, se hace cada vez más imperioso que nos responsabilicemos por nuestra vida, tal como es en este momento, con todo lo que nos gusta y todo lo que no nos gusta. Es solo haciéndonos dueños y abarcando sinceramente lo que es en este momento, que podemos movernos hacia un nuevo estado de mayor felicidad y plenitud.

Muchas veces nos han dicho que si seguimos haciendo exactamente lo mismo, conseguiremos los mismos resultados. Adaptando este consejo al año 2010, el mensaje es que por mucha ayuda e impulso que recibamos de las nuevas energías, si seguimos haciendo exactamente lo mismo, con los mismos viejos y gastados métodos, por muy grande que sea nuestro salto, caeremos exactamente en medio del mismo fuego y nuestros pies se seguirán quemando.

Vivir en la Presencia, Aquí y Ahora

Vivir en la Presencia tiene un componente vital, que es estar presente, completamente vivos y alertas en el momento que estamos viviendo justo ahora. Cuando no estamos presentes, una de las cosas que sucede es que estamos, por así decirlo, en piloto automático. Ese piloto automático está programado para reaccionar de acuerdo a las experiencias del pasado o a las expectativas del futuro, sin la capacidad de actuar de acuerdo a lo que realmente tenemos enfrente, justo aquí y ahora. Ese piloto automático no está para nada adaptado a las nuevas energías, ya no podemos confiar en él para el viaje que estamos emprendiendo en la nueva tierra.
Imagínate por un momento que en la noche, como por arte de magia, cambiaron las calles de tu ciudad. En la mañana te levantas y sales con tu auto, no estás presente, estás pensando en la discusión que tuviste con tu jefe el día anterior o en la película que viste en la noche o en la reunión importante que tendrás en unas horas y vas manejando en automático. ¿Qué sucedería? Seguramente no tardas en llevarte un buen susto al querer doblar donde ya no hay calle y terminas teniendo un accidente.

La nueva energía que está por todas partes tiene una intensidad tal que las calles de tu ciudad no solo cambian en la noche sino que cambiarán mientras vas manejando, si no estás presente, los accidentes se volverán más y más frecuentes de aquí en adelante.

Vivir en Presencia, vibrando en nuestro cuerpo, con todas nuestras capacidades activas, sintiéndonos y sintiendo la vida tal como es a nuestro alrededor, es de suma importancia en este 2010. Es a través de nuestra Presencia que podremos accionar en armonía con nosotros mismos y con el entorno siendo verdaderamente responsables con nuestra fuerza creadora.

Es a través de estar presentes en nuestro cuerpo, nuestras emociones, nuestros pensamientos, nuestra energía y nuestra realidad, que tenemos a disposición una enorme carga de energía que nos apoya a hacernos cargo de nuestra vida tal como es ahora y, desde ese punto, decidir dar un salto de éxito hacia una realidad mejor. Es de esa manera que daremos en el blanco, moviéndonos hacia otro momento presente y hacia otro y otro, desplegando armonía y totalidad con la vida, en, gozo, abundancia, bienestar, plenitud.

¿Qué hacer ahora?

El mensaje principal es hacernos cargo de nuestra vida tal como es, e ir dando los pasos necesarios para modificar aquello que queramos modificar, en cada momento del ahora. El presente, tal como es, nos muestra con claridad las acciones a tomar en cada momento. También en el momento presente tenemos a disposición la energía necesaria para crear aquello que decidamos crear. Se requiere eso sí, de determinación y valentía, pero en realidad es bastante sencillo. Si estamos presentes, miramos a nuestro alrededor y vemos nuestro cuarto sucio y desordenado, sentimos malestar y disgusto de vivir entre el desorden y la basura, es posible que la primera reacción sea huir del momento presente y prender el piloto automático. Entonces nos ponemos a pensar en lo injusta que es la vida porque no tenemos alguien que limpie nuestro cuarto, o prendemos la televisión para distraernos, o llamamos a un amigo por teléfono para planificar la salida del fin de semana siguiente. Se nos quemaban los pies y dimos un salto alocado a una vieja realidad.

Pero también podemos optar por sostener el estado de estar presente en medio del malestar por el desorden y la basura y, el solo hecho de estar presente, nos llena de energía y determinación y decidimos que ahora es el momento de ordenar y limpiar el cuarto y simplemente lo hacemos. Dimos un salto magistral. También puede ser que estando presente la decisión sea no limpiar el cuarto ahora y nos comprometamos conscientemente a hacerlo en otro momento, ese también es un salto magistral. Toda decisión tomada desde la Presencia, es la decisión apropiada en el aquí y ahora y es una decisión que nos lleva al éxito.

Este es el año en el que, si tenemos una gotera filtrándose en nuestro baño y no tomamos acción, la gota se transformará en cascada inundando nuestra casa. Siempre podemos reparar la fuga de agua del baño, tanto si es una gota como si es una cascada, pero definitivamente hay una diferencia muy grande entre una y otra situación. La diferencia es el grado de presencia en cada momento de nuestra vida. Cuanto más presentes estemos, mayor será la fluidez, facilidad y armonía para nosotros y todo nuestro entorno.

Son ejemplos muy simples, pero todos tenemos muchos cuartos desordenados y goteras en nuestra realidad física, mental, emocional y espiritual. Ahora que estamos en los primeros meses del año, es un excelente momento para responsabilizarnos por lo que hay en nuestra realidad aquí y ahora, y atrevernos a hacer los cambios que decidamos hacer, en armonía con lo que somos y sentimos de forma auténtica. Si seguimos estos consejos, el año 2010 será un año lleno de crecimiento y transformación y estaremos navegando con seguridad y maestría las olas de la nueva energía. En este sentido, si aún no lo hemos hecho, es buen momento para estar presentes y observar con neutralidad cuáles son esos aspectos de nuestra vida que hemos estado evadiendo, cuáles son los asuntos que están pospuestos una y otra vez, en dónde se concentra nuestro mayor malestar físico, mental y emocional. No es tiempo para juicios y lamentaciones, es una observación neutral y amorosa hacia nosotros mismos y las situaciones de nuestra vida. De allí surgirán obvias acciones a emprender, entonces hagámonos cargo y emprendamos la acción haciendo en cada momento lo que el momento pide o requiere. Vivir en Presencia es Vivir en consciencia siempre en aumento.

No dejes de lado, por favor, la acción. Este año nos habla de creación y manifestación y la creación se completa cuando se concreta en la realidad. No vamos a cruzar el río mirando el río, leyendo sobre el río, estudiando el río. Si, podemos mirar el río, leer sobre el río, estudiar el río como preparación para cruzar el río. Pero llegará el día que tendremos que meter nuestros pies en el río.

Nuestra vida puede complicarse a medida que pasan los meses de este 2010 si seguimos acumulando momentos de inconsciencia y seguimos en piloto automático comportándonos bajo los mismos patrones gastados del pasado, completamente ausentes de nosotros mismos y nuestra realidad. A medida que transitamos este aumento en las vibraciones en nuestro interior y nuestro exterior, las energías nos empujarán hacia el estar presentes y conscientes. Resistirse nos traerá complicaciones y sufrimiento.

Estar presente es una fuente ilimitada de energía

Estar presentes nos conecta directamente con las energías de la tierra y con las energías superiores, que fluyen por nosotros dándonos fortaleza y vitalidad. Esta es una excelente analogía del número 3. La energía magnética de la tierra (femenina), se combina con la energía eléctrica de los reinos superiores (masculina) y fluyen en nosotros (el hijo), apoyándonos en la manifestación de todo nuestro potencial y herencia divina, aquí y ahora (no en un lejano lugar y tiempo futuro).

Cuando estamos presentes estamos conectados con el ser espiritual que somos y ésta resonancia nos pone en contacto con la ilimitada energía del universo. Por este motivo, no es de extrañar que a medida que vamos pasando más tiempo en el aquí y ahora, mejora nuestra vitalidad y salud, mejoran nuestros procesos mentales, nuestra creatividad, estamos en contacto con nuestras emociones, comenzamos a tomar decisiones más sabias y acordes con nuestro ser auténtico y mejora la calidad de nuestra experiencia de vida. Al tener más energía fluyendo en nosotros, será más sencillo tomar acción sobre todos esos temas que hemos estado barriendo debajo de la alfombra y seguramente en algún momento nos diremos ¿porqué no decidí esto antes o hice esto antes? Las cosas que antes nos parecían muy grandes o que requerían mucho esfuerzo o que estaban más allá de nuestro control, de pronto nos parecen posibles y un ¡si puedo! se hace muy evidente en nosotros.
Por el contrario, cuánto más tiempo pasamos recreando los dramas y situaciones del pasado y en los miedos y preocupaciones del futuro, nos debilitamos, nos confundimos, nuestra salud se compromete, nos cuesta tomar decisiones y nuestra vida va de una complicación a otra. Este es definitivamente un año para estar presentes y que de nuestro corazón surjan los ¡si puedo! y en consecuencia, de manera consciente, hacernos cargo.

¿Qué podemos esperar en el mundo?

Lo mismo que se aplica a nivel individual es aplicable a nivel grupal, llámese gobiernos, instituciones, grupos, comunidades, empresas, etc. Hacerse cargo es de vital importancia en este 2010. Como más y más personas están volviéndose más conscientes, presentes y por lo tanto más auténticos y fuertes desde su interior, esto empujará a que los grupos (que están formados por personas), realicen los mismos cambios o sufran considerablemente.

Todos los gobiernos, instituciones, grupos, empresas (sean religiosos, espirituales, políticos, económicos, de salud, etc.), que estén basados en viejas y gastadas energías y que estén ausentes de la realidad, mirando solo hacia su conveniencia, escondiendo, posponiendo, abusando de su poder, evadiendo, manipulando, dominando, tergiversando, sin integridad y autenticidad, están destinados a desmoronarse. La presión de la nueva energía es muy grande y muchas goteras se transformarán en inmensas cascadas a nivel grupal.
Individuos conscientes no pueden sostener grupos, instituciones, empresas, gobiernos inconscientes. A medida que la Presencia se fortalece a nivel individual veremos mucha basura grupal emergiendo a la superficie. Muchas estructuras se harán pedazos, a veces parecerá que se hacen pedazos sin que hayamos hecho nada, no te engañes, lo que has hecho es lo más importante que has podido hacer, transformarte en un ser consciente y presente, y tu Presencia transforma al mundo. Cuando yo cambio el mundo cambia.

No es posible detener el cambio que se está gestando en el corazón del nuevo humano, la nueva tierra inevitablemente se manifestará y aquello que no esté en sintonía con la energía del amor en unidad, se desvanecerá. El himno nacional uruguayo tiene una frase que siento que se adapta muy bien a lo que está resonando en la energía actual, la frase dice: “¡tiranos temblad!”. Nuestros propios tiranos interiores y los exteriores realmente tiemblan frente a la altísima vibración que se genera al vivir en Presencia, tiemblan, tiemblan, se quiebran y se caen. Veremos muchos tiranos en nuestro interior y nuestro exterior caer, en armonía y paz.

Por otro lado, muchos avances, logros, inventos, nuevas tecnologías, que ya son una realidad en el mundo, y otras más que están a punto de surgir, se conocerán a nivel de las masas. Esto comenzará a generar cambios trascendentales en nuestra forma de vida en todos los sentidos. La Nueva Tierra ya está aquí y se manifiesta en el ahora.

Comienza a cultivar tu Presencia, con tu atención e intención en el momento presente. Déjate guiar por tu Presencia, actúa, la acción es vital, hazte cargo de tu energía y de tu mundo. Poco a poco, sin prisa pero sin pausa, el aquí y el ahora es eterno. La Presencia no se pierde y se acumula, 5 minutos al día en Presencia, cada día, hace una diferencia importante en tu vida. Atrévete a ser quien en realidad eres, ¡si puedes!

Desde mi Presencia a tu Presencia, que son una y la misma, Dios nos sonríe. ¡Festejemos!
Verónica Hernández Simeonoff.
© Todos los derechos reservados, 5 de Febrero del 2010
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...