martes, 31 de mayo de 2011

Las Emociones, por Gangaji

En mis reuniones con la gente, durante estos pasados seis años, he descubierto algunas preguntas que se repiten. Yo diría que la pregunta más frecuente tiene que ver con las emociones, de cómo deshacernos o liberarnos de las emociones difíciles, como pueden ser la ira y el dolor y de cómo conseguir más emociones agradables, como la alegría, la felicidad.

En nuestra psicología occidental, nos enseñan de muchas maneras diferentes, pero, normalmente, nuestras estrategias se dirigen a, o bien reprimir las emociones negativas, o bien expresar las emociones negativas, con la esperanza de que van a ser liberadas o apartadas a un lado.

Finalmente, ninguna de estas dos formas refleja la verdad de aquello que realmente eres y que permanece no afectado por ninguna emoción. Mi sugerencia es no reprimir ninguna emoción ni expresar ninguna emoción. No hablo de esto como una técnica, está claro que hay veces que es absolutamente apropiado reprimir una emoción, de la misma forma que hay veces que es absolutamente apropiado expresar una emoción. Pero, en este momento, en este momento de verdad, existe la oportunidad de ver, cuando una emoción no se reprime ni se expresa, cuál es el encuentro con la emoción. A esto es a lo que yo llamo una experiencia directa.

Si no negamos esas llamadas “emociones difíciles”, como la ira, el dolor, o el miedo, la tristeza… no negándolas ni revolcándonos en ellas, entonces no puede existir ninguna historia acerca de ellas, no puede haber ninguna historia sobre a quién le está pasando, por qué está pasando y por qué no debería estar pasando, y quién es el responsable, a quién hay que culpar y cómo deshacernos de ella, y qué hay que hacer después.

Por ejemplo, cuando alguien se siente irritado, la tendencia normal es hacer algo para deshacernos de esa irritación. O encontrar algo o alguien a quien culpar como la causa, sea uno mismo o sea otra persona, o, en qué es lo que comimos o cómo el padre crió al hijo. Estas son todas historias alrededor de la irritación. La verdad es que es posible no hacer nada con la irritación. No empujarla fuera de la conciencia, no deshacernos de ella, sino, simplemente, en ese momento, estar completamente, totalmente, libremente, irritados. Sin verbalizada, sin dejarla escondida, simplemente, estando irritados. En general, eso, de hecho, revelará algo más profundo que la irritación. La irritación quizá estaba en la superficie… podría ser que bajo la irritación, pudiéramos encontrar algún miedo, algún miedo invisible, algún miedo subconsciente, no para deshacernos de él, no para analizarlo, sino para experimentarlo directamente. Es decir, en el momento en que, quizá, nos encontramos con el miedo, ser completamente, absolutamente miedosos. Este es un gran reto. Es miedo que mantenemos lejos, y, por supuesto, en el intento de mantenerlo lejos, el miedo se hace más grande. Y se acerca cada vez más.

Lo que estoy sugiriendo es que puedes, de hecho, abrirte al miedo, puedes realmente, experimentar, estar asustado, sin ninguna necesidad de preguntarte, asustado, ¿de qué?, sin necesidad de seguir ningún pensamiento tipo: “pero si… realmente lo experimento…”. Experimentarlo realmente. Simplemente experimentarlo. Entonces, quizá, se revela una emoción todavía más profunda, quizá gran tristeza, o una herida. Esto también puede ser directamente, completamente experimentado, sin ninguna necesidad de historia de base. Si estás dispuesto a experimentar estas capas emocionales, al final, te aproximarás a un profundo abismo, o a lo que le parece a la mente que es un gran abismo, o incluso un agujero negro.

Esto es lo que la mente percibe como la nada, como el vacío, como “no ser nadie”. Este es un momento muy importante. Estar dispuesto a no ser absolutamente nada ni nadie, es estar dispuesto a ser libre. Es reconocer, en verdad, qué es lo que significa ese “no ser nadie”, esa nada, y todos esos otros estados emocionales son capas de defensa contra esta experiencia. Es esta experiencia la que es la experiencia de la muerte a la que conduce o nos revela la verdadera auto indagación.

Una vez que las defensas han caído, una vez que la puerta está abierta, entonces nos reunimos plenamente con esa nada de la que la mente ha estado huyendo. Y esa nada, en esa reunión, nos revela la secreta gema de la verdad que ha estado escondida dentro de tu propio bolsillo durante todo este tiempo.

Repito, estando dispuesto a experimentar directamente lo que sea que aparezca, en este caso, una emoción difícil, tenemos la oportunidad de una directa auto indagación, tenemos la oportunidad de no hacer lo que hacemos normalmente, como contarnos una historia sobre yo y mi emoción, sino en lugar de eso, simplemente descubrir la ira, el dolor, la tristeza, el miedo, directamente, sin ningún movimiento.

Tengo que decirte que es un gran descubrimiento. Y también tengo que decirte que lo tienes que descubrir por ti mismo. Es muy fácil escuchar a alguien que dice, “oh!, simplemente experiméntalo”, y de hecho esto es lo que yo estoy diciendo, simplemente experiméntalo, simplemente experiméntalo completamente, profundamente y entonces descubrirás que en el centro de cualquier estado emocional, está la misma conciencia prístina reuniéndose con sí misma como experimentador y experimentado. Eres tú quien tiene que descubrir esto.

Me encanta animarte con mis palabras, pero eres tú quien debe tener este descubrimiento directo, de primera mano, para que puedas libertarte de escapar de los llamados estados negativos y de correr hacia los llamados estados positivos. Para que puedas libertarte de aferrarte a lo que es inherentemente impermanente . Para que puedas ser libre para reunirte contigo mismo. Nada se reúne con Nada y se regocija en esa reunión. Se desborda en esa experiencia directa de la nada, sea esa nada emocional, sea esa nada mental, en particular el pensamiento mental “yo”, o “yo soy el cuerpo”, o dándose cuenta de que esa nada es circunstancial, algún acontecimiento.

Es decir, cualquier cosa que se presente de forma consciente, se puede encontrar plenamente con la conciencia, sin ninguna necesidad de esconderse bajo una historia sobre el acontecimiento, alrededor del acontecimiento, analizando el acontecimiento. La reunión es posible ahora. Todos los análisis, todas las historias, aunque de ninguna manera son incorrectas, nunca te llevarán a esa reunión. Esa reunión es libremente tuya. Porque es una reunión de tu propio yo, consigo mismo.

Gangaji
Fuente: Who are you? Disco 2. Pista nº 4

miércoles, 25 de mayo de 2011

El Problema es Inversamente Proporcional a la Consciencia

La mente no quiere parar. Ella no oye esa propuesta, y eso vuelve mínima la chance de comprender lo que está siendo apuntado. Es necesario oír como un soldado. ¡Stop! Quédate quieto... tal vez en los primeros momentos sientas una gran turbulencia, porque la mente no quiere parar. Ella sabe que, si para, el soberano queda nítido - el soberano es auto-evidente.

La invitación a mirar hacia dentro es otra forma de decir: ¡Stop! Porque los sentidos, inclusive la mente, están siempre ponderando algún acontecimiento, alguna sensación, algún movimiento... Siempre hay algo que hacer. Estás en todo momento sintiendo esto o aquello, pensando esto o aquello. Tu referencia es esa relación entre sujeto y objeto.

Solamente cuando el sujeto se aquieta, el objeto pierde substancia. Sin sujeto no hay objeto y sin objeto no hay sujeto. Es justo cuestionar el hecho de que las cosas sean del modo que la mente dice que son. Pues el mapa que la mente tiene, es tradición. La tradición engendra tiempo y el tiempo pre-supone repetición.

Un libro es un libro, porque todos lo llaman "libro", porque alguien dijo un día que eso era un libro. Pero no lo es. "Libro" es sólo el nombre de eso y existe una diferencia abismal entre lo que eso es y el nombre.

La misma diferencia está en ti. ¿Tú eres lo que piensas que eres? ¿Eres lo que los otros piensan que eres? ¿Eres tu nombre? ¿Eres tu forma? Sólo en la medida de las creencias. Porque todos creen que así es. Pero para saber quien eres, las creencias no son el asunto. Tienes que ser capaz de olvidar completamente todo aquello en lo que crees. Todo no pasa de contenido de la mente.

Mirar hacia dentro, por tanto, significa parar de embrollarte con los eventos. Porque en la medida que te embrollas con un evento, eliminas otros. Pasas días, semanas, meses, envuelto con cierto evento que ni siquiera está más presente, mientras otros están danzando frente a ti, y no tienes ojos para verlos.

La observación introduce en tu vida la capacidad de ver que no existe ninguna necesidad de envolverte con ningún evento. Actuas con el momento, haces lo que tiene que ser hecho, y cuando terminas, está terminado. Existen miriadas de otras cosas ocurriendo.

Sabe: una mente rica es una mente llena de eventos pasados. Una mente pobre, no tiene eventos. Pobreza significa no contener, no tener. Con respecto a eso, permanece vacío. Y hasta puede parecer que algún esfuerzo es necesario. Pero no se exige ningún esfuerzo para que ejerzas tu propia naturaleza.

La mente es una maleta llena de cosas. Pero puedes ir disminuyendo el tamaño de la maleta y dejando solamente lo necesario. ¡Experimenta!

Satyaprem, del blog satyaprem.blogspot.com

miércoles, 18 de mayo de 2011

La Puerta sin Puerta

... Quizá estés contemplando la montaña relajándote en el fácil estado de tu vivencia del momento presente, cuando, de repente, la montaña lo es todo y tú no eres nada.

Tu sensación de identidad separada desaparece completa y repentinamente y sólo permanece aquello que va surgiendo a cada instante. Eres perfectamente consciente, estás perfectamente atento y todo parece completamente normal ... excepto que no puedes encontrarte.

No estás de esta parte de tu cara contemplando la montaña ahí enfrente. Simplemente eres la montaña, eres el cielo, eres las nubes eres todo aquello que surge a cada instante, muy simple y claramente.

... Y, además, una vez vislumbras ese estado, ése al que Buda llama  "Único Sabor", porque tú y el universo sois un único sabor o una única experiencia, resulta obvio que no eres tú el que se adentra en este estado sino más bien este estado, de una manera realmente profunda y misteriosa, ha sido tu condición primigenia desde un tiempo inmemorial. De hecho, nunca has dejado de ser ese estado ni un solo segundo.

Por eso la gente del Zen lo llama "La Puerta Sin Puerta". Desde esta parte, parece que tengas que hacer algo para lograr ese estado, parece como si tuvieras que atravesar una puerta. Pero cuando así lo haces y te das la vuelta mirando hacia atrás, no hay puerta alguna ni nunca la ha habido.

Ken Wilber

El Testigo del Ser

Ken Wilber nos lleva a trascender la dualidad en un sencillo ejercicio...

Ser un testigo del ser consciente puede prolongarse durante la vigilia, el sueño onírico y el sueño profundo. El Testigo se halla totalmente accesible en cualquier estado, incluyendo tu propio estado de consciencia de este mismo instante. Así que les voy a guiar hacia ese estado, utilizando lo que en Budismo se llama “instrucciones indicativas”.

No voy a intentar conducirles a un estado de consciencia diferente, a un estado de consciencia alterado o a un estado diferente de lo común. Simplemente, voy a destacar algo que ya está ocurriendo en tu estado actual, presente y habitual.

Así que comencemos por tomar consciencia del mundo que nos rodea. Mira al cielo, y simplemente relaja tu mente; deja que tu mente y el cielo se fundan. Observa las nubes que flotan. Toma nota de que esto no requiere de esfuerzo alguno de tu parte. Tu estado de consciencia actual -en el que flotan estas nubes- es algo muy simple, muy fácil, que no requiere de esfuerzo, espontáneo. Simplemente toma nota de que, sin mediar esfuerzo alguno, tomas consciencia de las nubes. Lo mismo ocurre con esos árboles, esas aves y esas rocas. En forma simple y sin esfuerzo, tomas conciencia de todos ellos.

Observa ahora las sensaciones presentes en tu propio cuerpo. Puedes tomar consciencia de cualquier sensación corporal que se halle presente ahora: quizás la presión del mueble, quizás el calor en el abdomen, quizás una tensión en tu cuello. Sin embargo, aún si estas sensaciones fuesen de tensión, puedes tomar consciencia de ellas con facilidad. Estas sensaciones surgen en tu consciencia presente, y esa consciencia es muy simple, fácil, relajada, espontánea. Eres un testigo, sin esfuerzo y sin dificultad.

Observa los pensamientos que surgen en tu mente. Puede que observes diversas imágenes, símbolos, conceptos, deseos, esperanzas y temores, todos los cuales surgen espontáneamente en tu consciencia. Surgen, permanecen unos instantes y luego se van. Estos pensamientos y sensaciones surgen en tu consciencia de este momento, y esa consciencia es muy simple, relajada y espontánea. Sin esfuerzo ni dificultad, eres un testigo de todo ello.

Así que observa: puedes ver flotar las nubes porque no eres esas nubes, eres quien las está mirando. Puedes sentir sensaciones corporales porque no eres esas sensaciones: eres el testigo de esas sensaciones. Puedes ver cómo flotan los pensamientos porque tú no eres esos pensamientos -sino un testigo de su presencia-. En forma natural y espontánea, todas estas cosas surgen, por sí solas, en tu darte cuenta presente, sin que medie esfuerzo de tu parte.

Y entonces, ¿quién eres tú? No eres los objetos de allá afuera, no eres las sensaciones, no eres los pensamientos -sin esfuerzo, eres un testigo de la presencia de todos éstos, de modo que no eres ellos. ¿Quién o qué eres tú?

Dilo de este modo para ti mismo: tengo sensaciones, pero no soy esas sensaciones. ¿Quién soy? Tengo pensamientos, pero no soy esos pensamientos. ¿Quién soy? Tengo deseos, pero no soy esos deseos. ¿Quién soy?

Así que retrocedes hacia la fuente de tu propia consciencia. Retrocedes hacia el Testigo, y descansas en el Testigo. No soy los objetos, no soy las sensaciones, no soy los deseos, no soy los pensamientos.

Pero entonces, por lo general las personas cometen un gran error. Creen que, si descansan en el Testigo, van a ver algo o sentir algo, algo realmente exquisito y especial. Pero no verás nada. Si ves algo, se tratará simplemente de otro objeto: otra sensación, otro pensamiento, otra sensación, otra imagen. Sin embargo, todos éstos son objetos: no eres ninguno de éstos.

No es así: mientras descansas en la realización del Testigo -no soy los objetos, no soy las sensaciones, no soy los pensamientos- todo lo que observarás es una sensación de libertad, una sensación de liberación, una sensación de alivio... alivio de la tremenda limitación que implica el identificarse con estas pequeñeces, pequeños objetos finitos, tu pequeño cuerpo, pequeña mente y pequeño ego, todos los cuales son objetos que pueden ser vistos y, por lo tanto, no son Aquél que ve, el verdadero Yo, el Testigo puro, aquél que realmente eres.

Así que no verás nada en especial. Lo que surja está bien. Las nubes flotan en el cielo, las sensaciones flotan en el cuerpo, los pensamientos flotan en la mente -y, sin esfuerzo, tú eres testigo de todo esto-. Todo esto surge espontáneamente y sin esfuerzo en tu consciencia presente. Y esta consciencia que es testigo no es, en sí, nada específico que puedas ver. Es, simplemente, una gigantesca sensación de libertad -o de vacío puro- en el trasfondo. Y en ese vacío puro -que es lo que eres- surge el mundo entero de lo manifiesto. Tú eres esa libertad, esa apertura, ese vacío -y no alguna de las cosas que surgen de allí-.

Descansando en ese atestiguar vacío, libre, fácil y carente de esfuerzo, observa que las nubes surgen en el amplio espacio de tu consciencia. Las nubes surgen en tu interior -tan así es que puedes saborear las nubes, eres uno con las nubes-. Es como si estuviesen a este lado de tu piel... están tan cerca. El cielo y tu consciencia se han vuelto uno solo, y todas las cosas en el cielo flotan sin esfuerzo a través de tu propia consciencia. Puedes besar al sol, tragarte la montaña... están así de cercanos. El Zen dice, “Tómate el Océano Pacífico de un solo trago”, y eso es lo más fácil de hacer cuando adentro y afuera ya no son dos, cuando sujeto y objeto no son dos, cuando el que mira y lo mirado son Un Solo Sabor Único. ¿Lo ves?

Ken Wilber - Tomado de http://www.oshogulaab.com

viernes, 6 de mayo de 2011

Más allá del ego

A veces, cuando hablo con algunas personas sobre la naturaleza del ego y su irrealidad, se sienten un tanto deprimidas porque el ego es lo único que conocen y temen que al perderlo se quedarán sin nada. Eso les parece. Algunas sienten miedo y se preguntan qué les ocurrirá si van más allá del ego.

Un hombre incluso pensaba que si se acababa el ego, el Universo desaparecería. Este tipo de pensamiento es normal y es un sentimiento natural desde la perspectiva del ego. De modo que me parece importante que examinamos qué hay más allá del ego.

Si uno comprende realmente lo que es el ego, también verá que nunca ha sido una realidad. Por lo tanto, lo único que cambiará en nuestra vida es la perspectiva de una mente ahora libre del ego. Éste es un cambio importante en la forma en que percibimos la realidad. Cuando el ego no está exigiendo atención y distorsinando todo lo que pensamos, la mente es verdaderamente libre para ser creativa. No está limitada por lo que ha sido, por su historia, sus prejuicios y sus miedos. Nuestra inteligencia se eleva a un nivel muy superior. No es que el cerebro sea, de algún modo, más poderoso que antes, sino que es libre para ver más allá de los límites y de la inseguridad del ego. La mente está entonces completamente abierta y es sincera consigo misma. En esa apertura, es likbre para pensar de maneras que en el pasado no habría podido imaginar.

Cuando el ego no se interpone en nuestro camino, el corazón también se abre de par en par. Ya no ve a nadie ni a nada como estando fuera de aquello que es. Entonces la capacidad de amar se vuelve mucho más poderosa y llega a un nivel mucho más profundo. Con ese amor, la persona también es infinitamente más compasiva y puede tener una gran empatía con todas las demás expresiones del Ser. Una descubre que le resulta imposible odiar. Entonces conocemos el odio por lo que es; una visión distorsionada de la realidad, un juego del ego.

Cuando el ego ya no está, la personalidad no desaparece sino que se convierte en una expresión real de la auténtica persona, del Ser no dividido. Libre del ego, uno puede encontrar la paz al no tener que ser nada ni nadie en particular. Y, sin embargo, somos más de lo que jamás pudimos imaginar, sin ningún esfuerzo y sin ningún fingimiento. Ya no sentimos que hacemos esto o lo otro para ser aceptados por la sociedad o por nosotros mismos. Ser lo que somos con absoluta autenticidad es mucho más de lo que podríamos haber deseado jamás.

Esto no se produce en un día. Durante milenios, hemos desarrollado muchos hábitos y ahora tenemos que dejar que se desvanezcan por sí solos. Si intentamos empujarlos, no haremos más que darles fuerza, y continuarán presentándose. Si nos limitamos a ser conscientes de ellos cuando aparecen y no los juzgamos, simplemente desaparecerán.

El viejo "yo" rechazaría todas las cosas negativas que hay en sentirse seguro. El nuevo ser le da la bienvenida a cualquier cosa que haga emerger los residuos aparentemente negativos del pasado para que de este modo podamos verlos claramente y dejarlos atrás.

A veces puede parecer que seguimos interpretando viejos papeles y reaccionando tal como lo haría el antiguo yo. Incluso puede parecer que nos hemos perdido en el ego una vez más, pero en realidad nunca podremos volver a perdernos. Sólo necesitamos ver de dónde procede esa reacción y no aferrarnos a ella. Si tienes amigos que están experimentando el mismo despertar que tú, es sumamente beneficioso que os ayudéis mutuamente recordando qué es lo real. Una buena compañía espiritual es maravillosa y ayuda mucho.

El despertar a lo que somos más allá del ego es también una aceleración en la evolución de la especie humana. El pasado, en forma de ego, nos está reteniendo. El ego es un muro invisible que nos impide ir más allá de nuestro pasado primitivo. Sin el ego, podemos estar abiertos a lo nuevo y, además, nos alejamos de la continua necesidad de seguridad. Nos dirigimos hacia un estado del ser que está mucho más en sintonía con la naturaleza de la realidad. Vivimos en un flujo creativo que no tiene límites. Al abrirnos a este estado ilimitado, empezamos a ver cuán fluida es la creación. Empezamos a experimentar capacidades que no sabíamos que teníamos. En un comienzo algunas personas experimentarán más que otras. Al igual que algunas personas tienen ciertos talentos que otras parecen no poseer. Con el tiempo, todos desarrollaremos estas capacidades porque éstas se convertirán en la norma.

He tenido la suerte a lo largo de mi vida de tener muchas de estas maravillosas experiencias. Pero lo importante no son las experiencias en sí mismas, sino aquello hacia lo que señalan. Somos mucho más de lo que jamás creímos ser. Además, esa vida es mágica, maravillosa y absolutamente creativa. Empezamos a ver que el tiempo, el espacio y toda la creación son simplemente una expresión de lo que nosotros somos.

La idea de la muerte se convierte en algo tan tonto que dejamos de tenerle miedo. Incluso un estado sin ninguna experiencia en absoluto está mucho más vivo que cualquier ilusión que el ego pueda tener acerca de la vida después de la muerte. Vemos que causa y efecto son sólo parte de este fluir de creatividad y que nosotros, en tanto que Conciencia, estamos más allá de todo ello. No podemos no estar conscientes. La mente del ego se puede perder en sus sueños y aparentar no ser consciente, pero ésa no es la verdadera Conciencia. La Conciencia no puede ser otra cosa que lo que es, y es eterna. Cuando somos conscientes hasta el punto de no identificarnos con nada, sino simplemente limitándonos a ver, ya no estamos en el ego. Estamos en la Conciencia, en tanto que Conciencia. En ese estado hay serenidad, alegría y creatividad, sin ninguna necesidad de expresar nada.

El final del ego no es la muerte sino por el contrario la Vida en su plenitud. Ábrete a la Vida y encontrarás la Libertad que siempre has sido.

Melvyn Wartella, de su libro "Ego, Evolución e Iluminación"
Puedes descargar este libro directo de Editorial Sirio en la siguiente dirección: http://www.editorialsirio.com/datos/librospdf/9788478084876.pdf

jueves, 5 de mayo de 2011

El comienzo del fin de la continuación de algo

Hace unas semanas estaba leyendo un libro de Gangaji (pero ahora me doy cuenta que he podido estar viendo por la ventana, comiéndome un mango o bailando una cumbia) y algo asombroso sucedió. Comprendí en un segundo la insustancialidad, la inexistencia de eso que llamamos ego.

Me puse a pensar en la Verónica en la escuela primaria, me vi corriendo en el recreo, jugando. Pasé por mi adolescencia y varios momentos de mi vida y muchas imágenes fueron apareciendo….gustos, disgustos, aceptar esto, negar lo otro, creer en esto, no creer en lo otro, llanto, risa, valentía, miedo y de pronto, se hizo tanta, tanta claridad. Todo eran historias, pensamientos, personajes en otras coordenadas de tiempo y espacio que mi cerebro estaba sacando de algún disco duro y mostrando en mi pantalla como una película de youtube tridimensional.

No es que no fuera valioso o importante, el punto es que es una película, una historia. Lo real, es este momento, lo que es justo ahora, es lo único real de todo este cuento! Y eso que es real es YO, existiendo, siendo y viendo la película, respiración, libro en la mano, sol entrando por la ventana, asombro, simplemente SOY. Y Soy eso está siempre aquí. Y no sólo es cierto para mi, es cierto para todos! Ya Es.

Es muy difícil ponerlo en palabras y creo que lo difícil de ponerlo en palabras es que por un lado es algo tan obvio, tan natural y por el otro tan asombroso y maravilloso, que no sabes como contar algo que es “blanco y negro” al mismo tiempo o está más allá de cualquier blanco y negro.

¿Qué sigue? Bueno, la verdad que mi vida sigue igual y ya nada está igual. Una cosa es leer en 80 libros y que te digan mil veces que la personalidad, el ego, es una ilusión y que lo entiendas conceptualmente, otra cosa es la revelación de eso. Y tampoco tiene nada de extraordinadio. Más bien creo que estoy llegando tarde a la fiesta y ustedes me estaban esperando ya muy divertidos. Pero como dice Gandalf, “un mago no llega tarde ni temprano, llega justo cuando se lo necesita”.

Creo que simplemente esto es el comienzo del fin de la continuación de algo y el punto en el que estoy es simplemente este, porque lo que les acabo de contar ya es también una historia.

Verónica Hernández Simeonoff
© Todos los derechos reservados, Mayo del 2011
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